El Madrid es una película con final desconocido

**mightyred** 1/7/2009, 7:36 pm

Ya fue presentado Kakà y la escenografía madridista empieza a brindar espectáculo a sus golpeados hinchas. El triplete debe ser tapado como sea, aunque la pelota no haya comenzado a rodar. Veremos cuánto dura.

Por Ivar Matusevich.

Ha comenzado el show business merengue y la puesta en escena de su 'apóstol' gladiador para un circo venido a menos compone la primer secuencia de una película con final desconocido, aunque con un solo objetivo: pasar por encima de sus rivales.

Más allá del ruido y del espectáculo, frívolo para muchos, la desesperación madridista por ocultar la historia no hace más que destapar las carencias de su pasado reciente y frustrante. No habrá presentación ni estrella fichada que pueda tapar la estela de humildad y belleza mostrada por el Barcelona del triplete.

Pero Florentino Pérez ya ha empezado a jugar su partido y sospecha que con ruido mediático ocultará la historia irrepetible del equipo de Pep Guardiola, tan diferente en todos los aspectos a un Madrid que vive del lujo y de la opulencia, pero que recuerda a un burgués venido a menos, con sus zapatos impolutos pero sin nada que llevarse a la boca.

Los 40 mil madridistas que se dieron cita en un Santiago Bernabéu en el que aún resuenan los seis goles del Barcelona, gritaban "Florentino, Florentino", su nuevo caudillo que ha prometido llevar al equipo -no sabemos si al club- a lo más alto de la cresta deportiva.

En el día que los periódicos publicaban las cifras pagadas por Ramón Calderón en comisiones -parece que los traspasos de Cristiao y Kakà no han tenido, milagrosamente, intermediarios- el Zar del Ladrillo inflaba el pecho y conjugaba los millones prestados con el honor de haberlos gastado en lo que la gente quería.

Porque en el Real Madrid ficha la necesidad y no un proyecto deportivo, de ahí que Valdano se tomara tan mal la negativa del Valencia para vender a Villa. El madridismo quiere circo, y los popes del club están dispuestos a vender el alma al diablo por ofrecer pan al Coliseum de Concha Espina.

No hay debates, no hay cuestionamientos, nadie se pregunta por qué el mundo entero cuenta sus monedas y el Madrid las lanza al foso de los cocodrilos del mercado. Todo parece estar destinado a un partido que, olvidan, aún no se jugó. El éxito se debtirá con una propuesta colectiva en el rectángulo de juego y veremos ahí, y no entre las luces del Moulin Rouge, de qué es capaz Pellegrini y sus 'coristas'.

Y en ese terreno -en el del juego y los proyectos-, el Barcelona está a años luz de un Madrid que quiere resucitar comprando una parcela del Paraíso. ¿Recalificará Gallardón allí arriba?

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